junio 17, 2009

"Carta Abierta" de Sole Di Pascuale

Leí este post en el blog de una colega de 22 años, y me pareció sencillamente extraordinario. Mas allá del dolor y la impotencia que cargan cada una de sus palabras y de lo lamentable del hecho ocurrido, resalto la honestidad y valentía de Sole, y sus ganas de seguir luchando contra la adversidad. Comparto con ustedes su "Carta Abierta":

Mi nombre es María Soledad Di Pasquale Sánchez, tengo 22 años, y soy de la ciudad de Santa Fe.

El domingo 24, a las 9 de la noche, me asaltaron. Me robaron el morral... que sólo tenía $12 y muchas cosas de valor (pero para mí, no para ellos). Me molieron a golpes. Me hicieron mierda. Me azotaron la cabeza tantas veces contra el piso hasta sacarse las ganas, y me ahorcaron con una bronca como si yo fuese su peor enemiga. Y si la tira del bolso no se cortaba, estaría bien muerta de un sólo golpe más de la nuca contra el cemento. Todo por un bolso, que si me lo pedían se los daba, si me lo pedían les daba las zapatillas, la remera, el jean, lo que querían. No era necesario que me peguen, no era necesaria tanta violencia y no era necesario venirme por atrás, sin decirme una palabra, directo a pegarme y arrastrarme por la vereda de cemento.

Yo defiendo a los pibes, y siempre lo hice. Siempre dije que la culpa es del Estado, de la marginación, de la discriminación, del hambre, de la falta de educación, la desigualdad, la explotación, de la lucha maldita que existe entre las clases. Siempre luché porque las cosas cambien, siempre traté de hacer lo mejor para todos... ¿Y ahora? ¿Mis Derechos Humanos adónde están? Esos dos flacos, bien drogados, están sueltos con mis cosas, con la dirección de mi casa, mis llaves, mis recuerdos... Y hasta con mi dignidad y mis ganas de seguir luchando por cambiar las cosas. ¿De qué carajo me vale a mi decir que hay que luchar por los pibes, si hasta haciéndolo vienen y me dejan molida a palos, tirada en la cama hace más de una semana sin poder moverme, llena de moretones, con la columna hecha pelota, haciendo rehabilitación, y cargando con un corset durante todo el día para que los dolores no sean más agudos?

Y me sigo preguntando ¿Hasta cuándo?¿Hasta dónde? Si la policía se me cagó de risa en la cara. En los hospitales te ponen un calmante y andate para tu casa nomás... ¿Y ahora? ¿Y ahora cómo carajo salgo a la calle a hacer mi vida como hasta hace una semana? ¿Y ahora cómo creo en la gente? ¿Y ahora como puedo seguir pensando que se pueden cambiar las cosas y que los pibes pueden salir de esa mierda? ¿Cómo voy a pensar eso? Si a estas alturas, lo que me pasó me lleva a pensar que no les importa nada, ni siquiera educarse. Y sí, son víctimas. Y sí, apoyo los Derechos Humanos... pero apoyo los DD HH de TODOS.

No sé qué esperan, no sé hasta cuándo, ni hasta adónde piensan llegar con esto. Que no me digan que las cosas van a mejorar. Que no me digan nada. Yo no creo que haya que salir a matar, no es la solución y sería caer en pensamientos tan arcaicos (aunque no tan lejanos) de tiempos oscuros ya vividos. La solución es unirnos y empezar a cambiar las cosas pero desde la base, desde el vamos, desde la honestidad y el verdadero sentimiento de ciudadano soberano, el verdadero sentimiento que debe hacernos sentir la "democracia" en la que "estamos". Tomar conciencia, tomar conciencia de lo que somos y que estamos para hacer valer nuestros derechos... desde el pan, hasta la educación, hasta caminar por la calle sin miedo.

Ahora a seguir, como carajo se pueda. Y a tragarse el miedo bien adentro, lo más adentro posible, porque LAMENTABLEMENTE HOY nadie cuida a nadie, y nadie ayuda a nadie.

Grité como si me estuvieran matando (y de hecho pensé que lo harían) y no salió NADIE a ver qué pasaba. Qué buena nuestra gente... nuestra Argentina solidaria... qué buena.

¿Me cansé? de ser la ¿ilusa? que siempre defendió los Derechos Humanos, que siempre defendió la libertad, que siempre defendió a los que menos tienen, que siempre defendió a los pibes que no tienen la culpa de la vida de mierda que tienen. Y si, no tienen la culpa. Pero yo tampoco la tengo, ni la tuve. Porque no vivo en la abundancia, estoy desempleada, vivo sola con mi madre que está jubilada por invalidez (y si nos ponemos a hablar de la vergüenza de las jubilaciones ya entraríamos en otro tema para indignarse).

Soy estudiante de Comunicación Social de la UNER, me paso los días tomando cuatro colectivos para ir a estudiar a Paraná, y me rompo el alma para poder tener las herramientas necesarias para poder empezar a cambiar las bases del país que nos dejaron algunos varios vende patria y asesinos, y ni hablar del matrimonio simbiótico que nos intenta manejar como títeres, basándose en la total incoherencia, que se burla de la educación otorgando presupuestos universitarios avergonzantes, que se burla de los viejos, que se llenan la boca hablando de autores intelectuales como modelos a seguir que lejos están de las acciones que la dupla realiza.

Así estamos. Pero SI sé que hay que seguir, y aunque AHORA me sienta dolida y cansada, y llena de impotencia... ESTOY FUERTE PARA DECIR QUE la única forma de cambiar nuestra Argentina, la del pueblo, es no callarse, es no bajar la cabeza, es salir a la calle, terminar con la violencia, seguir llenando plazas, y por sobre todo, RESPETANDO al otro como igual.

2 comentarios:

Soledad Di Pasquale dijo...

Gracias por sus palabras, colega :)
Un beso grande!

Eduardo Roldán dijo...

De nada! Gracias a vos colega!
Beso grande!