Me pareció muy interesante un artículo del mismísimo Jorge Lanata que leí en Critica sobre la situación en la que según él se debate el periodismo actual: entre la persona y el periodista.
Cito algunos párrafos de la columna de opinión.
"Escuchar durante horas a un funcionario de teflón mintiéndote en la cara hace que la persona pugne por salir y arrase la objetividad políticamente correcta del periodista que escucha y repregunta."
"Algo así debe haber sentido el otro día Antonio Crudo, periodista de Radio Rivadavia, cuando interrumpió el discurso de Cristina K. La presidenta hablaba del “inexistente” aumento de las cuotas escolares cuando a Crudo se le escapó: —¡Presidenta! ¡A mí la cuota de mi hija me subió más del treinta por ciento!"
"Para Cristina, según la Nación, el hecho “agravió su investidura”. La presidenta no se sintió agraviada algunos días antes del hecho de marras cuando un tal Gonzalito, movilero del programa “periodístico” CQC, le preguntó si había tenido relaciones con el presidente de Francia."
"En esto parece haber terminado parte del periodismo argentino: en la íntima discusión entre ser periodista o persona, en la millonaria rebeldía de Pergolini y en la curiosa actitud de una presidenta que considera insulto una pregunta sobre la escuela y se ríe, cómplice, con otra sobre la cama".
Nota completa aquí.
Cito algunos párrafos de la columna de opinión.
"Escuchar durante horas a un funcionario de teflón mintiéndote en la cara hace que la persona pugne por salir y arrase la objetividad políticamente correcta del periodista que escucha y repregunta."
"Algo así debe haber sentido el otro día Antonio Crudo, periodista de Radio Rivadavia, cuando interrumpió el discurso de Cristina K. La presidenta hablaba del “inexistente” aumento de las cuotas escolares cuando a Crudo se le escapó: —¡Presidenta! ¡A mí la cuota de mi hija me subió más del treinta por ciento!"
"Para Cristina, según la Nación, el hecho “agravió su investidura”. La presidenta no se sintió agraviada algunos días antes del hecho de marras cuando un tal Gonzalito, movilero del programa “periodístico” CQC, le preguntó si había tenido relaciones con el presidente de Francia."
"En esto parece haber terminado parte del periodismo argentino: en la íntima discusión entre ser periodista o persona, en la millonaria rebeldía de Pergolini y en la curiosa actitud de una presidenta que considera insulto una pregunta sobre la escuela y se ríe, cómplice, con otra sobre la cama".
Nota completa aquí.
1 comentario:
Muy bueno, Ya leeré la nota...
Publicar un comentario